Viviendo en la nueva normalidad
Foto por Phil Eager
Cuatro pasos para seguir adelante
Por Javier Campos
Marzo de 2019. Aeropuerto de Estambul. Prácticamente todos los vuelos están cancelados. Solo una tienda está abierta, todo lo demás cerrado y apagado. Estamos por regresar a México en el último vuelo disponible. El siguiente, según nos informan, podría ser hasta dentro de un mes.
Al inicio pensamos que esta situación duraría unos cuantos días, pero más de año y medio después, apenas estamos volviendo a retomar lo que llamamos la «nueva normalidad».
Sin embargo, ¿cómo hacerlo después de tantas pérdidas? Para algunos, estas han sido devastadoras, para otros no tan drásticas pero sí importantes. Pero nadie salió sin ser afectado.
¿Cómo volver a empezar?
Primero, perdonando. Es un paso esencial antes de continuar. Algunos culpan a Dios, otros a gobernantes, países, familiares, vecinos y más. No añadamos al dolor, resentimiento. Sería como si nos estuviéramos ahogando en el mar y quisiéramos salir a flote, aferrándonos a una pesada piedra que se hunde junto con nosotros.
Segundo, no detenernos en la autocompasión. Tal vez no haya a nuestro alrededor alguien que pueda consolarnos y ayudarnos. Consideremos que es muy posible que otros estén en una condición más crítica y eso les impida hacerlo. En definitiva, el dolor propio es legítimo, pero se puede convertir en otra piedra que, si la abrazamos, nos puede hundir.
Tercero, confiar y tener fe en Dios. Él está con cada uno de nosotros, aunque las circunstancias y el razonamiento nos digan lo contrario. Él nos dio una medida de fe y este es el momento de usarla. No nos rindamos. Jesús dijo: «Estas cosas les he hablado para que en mí tengan paz. En el mundo tendrán aflicción; pero confíen, yo he vencido al mundo» (Juan 16:33 RVC).
Por último, pidámosle a Dios que nos use para ayudar a que otros salgan adelante. Busquemos ser de bendición, ya que como dice el apóstol Pablo: «Él (Dios) nos consuela en todas nuestras dificultades para que nosotros podamos consolar a otros. Cuando otros pasen por dificultades, podremos ofrecerles el mismo consuelo que Dios nos ha dado a nosotros» (1 Corintios 1:4 NTV).
No será fácil, pero Dios nos está dando otra oportunidad. ¡No la desaprovechemos!
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