Las piedras de la pandemia
Foto por Sergio Mendoza
Vale la pena tener recordatorios visuales de lo que Dios ha hecho entre nosotros
Por Abel García Villagrán
Uno de mis amigos dice que los niños que fuimos a preescolar con enseñanza Montessori, cuando crecemos tenemos que tocar, ver y hacer para comprender las lecciones de la vida. Al menos así soy yo.
En ese sistema los estudiantes aprenden interactuando y jugando con los elementos que están por todo el salón de clases.
En la Biblia encontramos algunos ejemplos en donde Dios utilizó esta forma de aprendizaje práctico con el pueblo de Israel. En el libro de Josué, encontramos un relato en el cual los israelitas tienen que cruzar el río Jordán con el arca del pacto. Cuando los sacerdotes del pueblo de Israel tocaron la orilla del río, ocurrió un milagro: el agua dejó de fluir y todos cruzaron por tierra seca.
Dios le pidió a Josué que escogiera a doce hombres y que cada uno tomara una roca grande de en medio del cauce. Con ellas tenían que levantar un monumento para conmemorar lo que pasó ese día. Al final del capítulo cuatro, Josué le dijo al pueblo: «sus hijos les preguntarán: “¿Qué significan estas piedras?”» (Josué 4:21) y ellos podrían contarles las grandes cosas que hizo Dios al cuidarlos, alimentarlos y protegerlos de sus enemigos.
Con esto en mente y muy al estilo Montessori, se me ocurrió recoger, junto con mi familia, diez piedras del jardín de la casa y hacer un monumento para tener presente las lecciones que la cuarentena nos ha dejado.
Las pusimos apiladas en la mesa de centro de la sala. Cada piedra representa una semana que hemos pasado en confinamiento. Quizá tengamos que pasar muchas más, así que ya tenemos listas otras rocas para completar nuestro recordatorio de la pandemia del COVID-19.
Las lecciones en las que hemos reflexionado son:
1. Dios nunca nos ha dejado.
2. Pese a la situación, no ha faltado alimento en la alacena.
3. El trabajo es una bendición de Dios. En nuestro caso, Él nos ha permitido continuar con el negocio familiar desde casa e inclusive lo ha prosperado.
4. Hemos recordado la importancia de mostrar amor a nuestros familiares cercanos y lejanos porque no sabemos cuándo volveremos a estar juntos. Procuramos saludarlos a través de las redes sociales.
5. Estamos aprendiendo cosas nuevas al estar en casa (recetas de cocina, idiomas, cultura general y más).
6. Debemos extremar las medidas de prevención al salir de casa para no contagiarnos y proteger a otros.
7. Nuestra rutina diaria debe incluir cuidar nuestro cuerpo, hacer ejercicio y comer sanamente.
8. Podemos disfrutar los días que pasamos juntos: las risas, peleas, reconciliaciones, películas, juegos, los devocionales y oraciones en familia.
9. Quedarnos en casa nos ha dado el tiempo que requeríamos para depurar, ordenar, arreglar y limpiar áreas que tenían varios años que no cuidábamos.
10. Necesitamos apoyar el comercio local, consumir en los negocios de nuestros amigos y conocidos, confiando que juntos y de la mano de Dios saldremos adelante.
Aún no sabemos cuándo podremos salir de casa. Este año han pasado muchas cosas, incluyendo un temblor. Pero durante este tiempo y los años por venir, nuestro pequeño monumento nos recordará lo que hemos pasado y la misericordia de Dios para con nosotros.
Vale la pena tener recordatorios visuales de lo que Dios ha hecho entre nosotros. Hay muchas formas de hacerlo. Busquemos lo que funcione mejor para nuestra familia.
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