Pedro Güal
«Defendía muy juiciosamente y con elocuencia la gloriosa obra de circular las Sagradas Escrituras». —Diego Thomson
Por Luis D. Salem
El 31 de enero de 1784 (seis meses y siete días después del nacimiento de Simón Bolívar) vio la luz, en Caracas, uno de los más distinguidos profesores de la independencia y primer presidente de la Sociedad bíblica de Colombia: don Pedro Güal. Muy joven ingresó a la Universidad de Caracas donde cursó filosofía, teología y jurisprudencia. Dominado por la lectura de los pensadores franceses de aquella época, Güal se unió al grupo de hombres que conspiraban contra España en busca de la emancipación de América latina. Apenas egresado de la universidad, nuestro héroe tuvo que refugiarse en Trinidad: había orden expresa de conducirlo encadenado a España.
La revolución del 19 de abril de 1810 le abrió nuevamente las puertas venezolanas. Fue nombrado síndico de Caracas y diputado a la Legislatura de la Provincia. Por ese tiempo también ocupó el cargo de secretario del general Francisco de Miranda, precursor de la independencia hispanoamericana.
Al presentarse la capitulación de Miranda, en 1812, estando en peligro su libertad y su vida, Güal se marchó a los Estados Unidos de América, de donde regresó a Cartagena, Nueva Granada, para ponerse a órdenes de los patriotas. En Cartagena se le nombró miembro de la Legislatura, cargo que aprovechó para organizar la expedición de jóvenes granadinos que, al mando del entonces coronel Simón Bolívar, en una fulgurante batalla, se encaminó a Venezuela y tomó posesión de Caracas. Ante el resultado de esta obra el señor Güal se dirigió a Caracas sin pérdida de tiempo, a fin de planear futuras campañas.
Con la derrota de los patriotas de la batalla de la Puerta, Güal se refugió en Saint Thomas, donde consiguió que los ingleses enviaran dos fragatas a la Guaira, en protección de los patriotas que, ante la ferocidad de los realistas, abandonaban la ciudad de Caracas. Güal mismo adquirió un bergantín que saliendo de Saint Thomas fue hasta las costas venezolanas y condujo un gran número de refugiados a Cartagena. Nuevamente en la ciudad los patriotas lo nombraron gobernador de la provincia. En ese cargo el señor Güal actuó con energía, sofocó una rebelión y dio estabilidad al gobierno. En misión especial que le confío nueva Granada, hoy Colombia, regresó a los Estados Unidos de América. Entre tanto el pacificador español, Pablo Morillo, después de un prolongado sitio, tomó a Cartagena y estableció un gobierno de terror. Güal, desesperado ante esta situación, mientras veía la oportunidad de volver al campo de batalla, se dedicó al estudio hasta recibirse de abogado en la ciudad de Washington.
El llamamiento de la patria no se hizo esperar; Bolívar le pidió volver a las filas del ejército. El prócer se encaminó en Jamaica donde se unió la expedición de Montilla y Brion que trajo como resultado la independencia de Cartagena, Santa Marta y Riohacha. Poco después se consolidó la independencia de todo el país, el 7 de agosto de 1819, en la batalla del Puente de Boyacá. Güal asistió al Congreso de Cúcuta, en 1821, como representante por Cartagena. Poco después se radicó en Bogotá en calidad de Ministro de Relaciones exteriores de la Gran Colombia.
En esos días, 1825, llego a Bogotá el señor Diego Thompson, ministro evangélico y representante de la Sociedad Bíblica Británica y Extranjera. Thomson, con la ayuda de Güal, organizó la Sociedad Bíblica de Colombia, de la cual el doctor Güal fue primer presidente. Esta sociedad distribuía las Sagradas Escrituras en la versión de Torres Amat. El 20 de marzo de 1825, en una reunión de la naciente sociedad bíblica, el doctor Güal pronunció un histórico discurso.1
La oposición no se hizo esperar. El Noticiote, periódico bogotano de aquella época, dijo: «Al señor Güal le suplicamos forme una sociedad para imprimir la Constitución y las Leyes de Colombia, de las que necesitan los pueblos, por ahora, más que de la Biblia».2 En defensa de la sociedad salió El Constitucional, diciendo: «Por fin se ha conseguido plantear un establecimiento cuyas ventajas conocerán bien pronto los amigos de la religión de Jesucristo, y de la verdadera ilustración de los pueblos».3
La Sociedad Bíblica de Colombia dejó de existir poco después de haberse organizado, debido a la fuerte oposición. Sin embargo, la distribución de la Biblia de la Gran Colombia (país que se formó por los territorios que hoy ocupan Colombia, Venezuela, Panamá y Ecuador), siguió adelante en manos de heroicos agentes de la Sociedad Bíblica Británica y Extranjera y de la Sociedad Bíblica Americana. Estas nobles instituciones cristianas, conscientes de su sagrado deber, no han ahorrado esfuerzo alguno por dar a conocer a todos los pueblos el mensaje de las Sagradas Escrituras. Hombres como el doctor Güal están convencidos de que, para asegurar la independencia de un pueblo, después que la espada ha cumplido con su deber, es necesario poner en manos de la gente el mensaje de liberación espiritual que brota de las páginas de la Santa Biblia.
El doctor Güal dejó la Cancillería Grancolombiana el año de 1826. Asistió al Congreso de Panamá donde se discutió ampliamente la doctrina del panamericanismo concebida en la genial mentalidad de don Simón Bolívar. Al volver a Bogotá se retiró a la vida privada. Un año después se disolvió la Gran Colombia. En 1837 el gobierno ecuatoriano envió al doctor Güal con una misión especial a Inglaterra. Pasó a Madrid donde celebró el tratado por el cual España reconocía la independencia del Ecuador. Desde 1844 hasta 1848 vivió en Bogotá, en esta última fecha resolvió regresar a Caracas su ciudad natal. Al pasar por Mérida, lo sorprendió la revolución de Monagas. Quiso radicarse en los Estados Unidos de América, pero su numerosa familia y la falta de recursos económicos no le permitieron realizar este ideal.
En 1858 fue nombrado diputado a la Convención Nacional de Valencia. Al producirse la renuncia que de la presidencia de Venezuela hiciera don Manuel F. Tovar, tocó al doctor Güal ocupar la Primera Magistratura. Desempeñó este puesto con energía y rectitud. Uno de sus biógrafos dice: «La patria era su lema, la Constitución su pauta y la ley su único guía. Su vida privada era un modelo y su vida pública un tesoro».4 Con razón la gente le dio el título de Primer Diplomático del Nuevo Mundo.
A la edad de 78 años, en 6 de mayo de 1862, en Guayaquil, Ecuador, pasó a las moradas eternas este valeroso campeón de la libertad y de la emancipación política de América Latina. El doctor Güal, ya lo hemos visto, echó también las bases de la emancipación espiritual de estas tierras al trabajar por colocar en las manos del pueblo el mensaje que brota de las páginas de la Sagrada Escritura.
1. Thomson Diego, Cartas (abril 25 de 1825) Archivo de la Sociedad Bíblica Británica y Extranjera, Londres.
2. El Noticiote. Bogotá, abril de 1825.
3. El Constitucional, Bogotá, mayo 31 de 1825.
4. Azpurúa Ramón. D. Pedro Güal. El Liberal. Bogotá, octubre 12 de 1913. Número 771.
Tomado de El Dios Escondido de los Libertadores por Luis D. Salem, Casa Unida de Publicaciones, México, D. F., 1970.
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