Bernabé, un mentor ejemplar. Caso 1 

Bernabé defiende a una persona sospechosa

Por Ricardo Crespo 

Bernabé es un personaje de la Biblia que ocupó una función trascendental  en el  Nuevo Testamento. Lucas lo presenta en el capítulo cuatro del libro de Los Hechos, en el Nuevo Testamento. Se trata de una introducción breve, compuesta por una sola oración; sin embargo, incluye datos clave que influyen en el papel que Bernabé desempeña en el futuro. 

Bernabé era un levita, de la tribu sacerdotal de Israel. Por lo tanto, podemos suponer que conocía a fondo las Sagradas Escrituras y las tradiciones religiosas judías. Era un hombre de carácter generoso, ya que donó todas sus ganancias de la venta de un terreno. Otro aspecto significativo es que los apóstoles le pusieron el nombre de Bernabé, por su distintivo sobresaliente de ser «Hijo de consolación».

Con esta breve descripción, Lucas lo presenta como un hombre con un papel fundamental en el desarrollo de la Iglesia. Ejerció su influencia de manera instructiva, la cual se extendió a dos figuras clave en la difusión del Evangelio: Saulo, quien llegó a ser conocido como Pablo, y Juan Marcos, ambos autores en el Nuevo Testamento.

Bernabé tuvo un impacto significativo en el crecimiento de la iglesia naciente en Antioquía y aunque Lucas no lo nombra mentor, sí nos  presenta cuatro casos en los que Bernabé exhibe comportamientos propios de un mentor. Muestra cómo se integró con sus acompañantes para potenciar sus dones y guiarlos en sus ministerios únicos. Lucas nos ofrece pautas vivas de comportamientos que podemos emular.

Caso uno: Bernabé defiende a una persona sospechosa

«Cuando llegó a Jerusalén, trataba de juntarse con los discípulos, pero todos tenían miedo de él, porque no creían que realmente fuera discípulo» (Hechos 9:26 NVI).

Después de su presentación en el capítulo cuatro de Los Hechos, encontramos otra vez a Bernabé en el capítulo nueve. Lucas comienza describiendo cómo Saulo, antes de su conversión, perseguía con vehemencia a los creyentes, «respirando amenazas de muerte contra los discípulos» (Hechos 9:1). 

Saulo se dirigía a Damasco con la intención de arrestar a todos los creyentes, tanto hombres como mujeres, y llevarlos presos a Jerusalén. Sin embargo, tuvo un encuentro con Jesús en el camino, se convirtió y fue llevado ciego a la ciudad. Con la intervención de Ananías, recuperó la vista y se integró a la comunidad de los discípulos. 

A pesar de su conversión, Saulo generó tanta animosidad entre los judíos en Damasco que intentaron matarlo. Los creyentes tuvieron que ayudarlo a escapar de noche para evitar que lo asesinaran. Entonces decidió ir a Jerusalén para presentarse ante los apóstoles y discípulos.

Cuando Saulo llegó a Jerusalén, trató de juntarse con los discípulos, pero todos le tenían miedo, porque no creían que en realidad fuera discípulo de Jesús y lo rechazaron. Pero la historia no termina ahí. Bernabé lo tomó y lo llevó a los apóstoles para contarles cómo Saulo había visto al Señor en el camino a Damasco y cómo había predicado con libertad en el nombre de Jesús.

Este caso presenta la tensión dinámica entre el comportamiento de los líderes de la iglesia en Jerusalén y el de Bernabé. Reaccionaron con temor por falta de conocimiento. Desconocían que Saulo había predicado abiertamente y con fervor en Damasco. Aunque el camino entre Damasco y Jerusalén era una vía principal de comercio y tránsito de personas, los líderes ignoraban esta información.  

A diferencia de ellos, Bernabé conocía la experiencia de Saulo en Damasco, y se interpuso en favor de una persona sospechosa que, con el tiempo, se convertiría en el principal evangelista del Medio Oriente.

En la defensa de Saulo, Bernabé demuestra tres características de un mentor. Primero, Bernabé se interesa por comprender a fondo la historia de vida de Saulo. Reconoce sus habilidades y debilidades, y se preocupa por la persona. Si bien sus antecedentes eran conflictivos, Bernabé confió en Saulo. 

Segundo, Bernabé defiende a Saulo. Al interceder por él, existía la posibilidad de que los líderes no le hicieran caso y lo marginaran. Pero se arriesgó a perder su reputación entre los líderes y los confrontó. Es difícil ir contracorriente y no ser intimidado por la mayoría. Sin embargo, Bernabé estuvo dispuesto a desafiar a los líderes y hablar a favor de Saulo.

Tercero, Bernabé respalda a Saulo, abogando ante los líderes por su credibilidad. En Hechos 9:27 Lucas nos relata que Bernabé describió en detalle cómo en el camino Saulo había visto al Señor, el cual le había hablado. También les contó que en Damasco Saulo había predicado con libertad en el nombre de Jesús. Es emocionante imaginar a Bernabé parado frente a los líderes escépticos, hablando con certeza de la conversión de Saulo. 

Los líderes tenían buenas razones para sospechar de Saulo, porque él llevaba la delantera en perseguir a los creyentes. Su carácter agresivo y enojón generaba gran miedo entre los creyentes. Sin embargo, Bernabé defendió al acusado, lo cual tendría grandes implicaciones para el futuro de la Iglesia de Cristo. 

Después de ser recibido por los líderes, Saulo comenzó a predicar de inmediato pero es interesante notar que duró poco tiempo en Jerusalén. Lucas nos dice que Saulo era tan agresivo en su debate con los judíos que ellos propusieron eliminarlo. Los hermanos tuvieron que mandarlo a su casa en Tarso para su protección. 

No se sabe nada más de los siguientes siete años de Saulo. Mientras tanto, Lucas nos cuenta que «la iglesia disfrutaba de paz a la vez que se consolidaba en toda Judea, Galilea y Samaria, pues vivía en el temor del Señor e iba creciendo en número, fortalecida por el Espíritu Santo». ¡Hubo paz después del exilio de Saulo!


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