Serie: Cómo tener finanzas sanas. Paso 2

Foto por Eliab Bautista

Sobre cambiar nuestra mentalidad

Por José Luis Taddei

Salomón aseveró: «Porque como es el hombre en su corazón (mente), tal es él» (Proverbios 23:7). También dijo que «el corazón (mente) alegre constituye un buen remedio; y que el espíritu triste seca los huesos» (Proverbios 17:22); y que «engaño hay en el corazón de los que piensan el mal; pero alegría en el de los que piensan el bien» (Proverbios 12:20).

Aunque el viento no es visible, sabemos que tiene una fuerza impresionante; lo mismo sucede con nuestros pensamientos. La gran mayoría de las personas no son conscientes de la fuerza y el impacto de sus pensamientos. A este respecto, Dios a través del profeta Jeremías dijo: «Oye tierra, he aquí yo traigo mal sobre este pueblo, el fruto de sus pensamientos» (Jeremías 6:19).

Por lo tanto, cuando tenemos un pensamiento financiero correcto, vivimos conforme a la mente de Dios. Y con esta mentalidad, cada persona puede desarrollar la habilidad para vivir confiando en que Él ha provisto suficiente para todos. 

Sin embargo, a donde quiera que volteamos, vemos cristianos con problemas de dinero, aun cuando reciben suficiente. Esto nos muestra que el problema no es el dinero.

¿Por qué viven en esas circunstancias? Porque los problemas económicos no se resuelven con dinero, se resuelven viviendo conforme a los principios bíblicos. 

Génesis 1:26 nos muestra claramente el propósito de Dios para el hombre: «Señorear la tierra». Por lo tanto, el cristiano requiere entender que fue hecho por Dios para tener señorío.

Pero si en nuestra mente no existe esta poderosa convicción de que hemos sido llamados para señorear la tierra (y esto incluye ser administradores de los recursos de Dios), no importa lo que Dios haya dicho, no será realidad en nosotros.

Es como el texto de Juan 3:16. «Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna». Sin importar lo que este pasaje diga, mientras el hombre no lo crea, no podrá tener la vida eterna. 

De la misma forma, si usted no cree que ha nacido para señorear (que significa gobernar), administrar, liderar en este mundo, y no lo pone en práctica, tampoco será una realidad para su vida.

No tener dinero y ser pobre son dos cosas diferentes. La falta de dinero puede ser solo una situación temporal, pero la pobreza mental es un estado permanente, aun cuando la gente pudiera tener dinero. 

El joven rico era rico por lo que veía que tenía afuera. Pero en realidad su mentalidad era de pobreza, ya que sintió que si dejaba ir todo lo que tenía, él no valdría nada. Entonces, la riqueza o la pobreza proviene de nuestras mentes, de la forma en que construimos nuestros pensamientos; porque la mente de Dios es muy clara. Por eso Él dice a través de Salomón: «Las riquezas y la honra están conmigo; riquezas duraderas y justicia» (Proverbios 8:18).

¿Cual es su tipo de pensamiento?

Cuando una persona dice: 

«Es difícil ganar dinero», le será difícil ganarlo.

«La única manera de volverse rico es trabajar duro». Sin duda esa persona logrará satisfacer sus necesidades económicas trabajando mucho.

«El dinero no es importante». Y como no es importante el dinero, escaseará en su vida.

Además, ¿no se le hace una necedad que alguien pretenda que el dinero no es importante, cuando dedica la mayor parte de la vida a tratar de obtenerlo?

Dios quiere que seamos administradores de su riqueza. Él dice a través de Salomón: «Para hacer que los que me aman tengan su heredad y que yo llene sus tesoros» (Proverbios 8:21).

Así que ahora tenemos claro que nadie podrá cambiar su realidad exterior de pobreza, a menos que cambie primeramente su realidad interior acerca de la riqueza. 

La semana que sigue te mostraremos el Paso 3: Sobre valorar y controlar el dinero puesto en nuestras manos.


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