5 prácticas para mantener la unidad en el matrimonio

Foto por Irais Téllez

Foto por Irais Téllez

Este requiere de un esfuerzo constante e intencional

Por A. H Del Rivero

Este año cumplo cuatro años de casada y eso me ha llevado a reflexionar sobre el camino que mi esposo y yo hemos recorrido hasta el día de hoy. 

En nuestro tercer aniversario, días antes de que se declarara la emergencia sanitaria por la pandemia del Covid-19, festejamos ya con nuestro primogénito en brazos. Así que, además de los nuevos retos de la paternidad, se sumaron diversas adaptaciones en nuestro estilo de vida, el trabajo en casa y otras situaciones, que sin duda permearon en nuestro matrimonio. 

Desde el inicio de nuestra relación aprendimos que es vital ser intencionales para que el matrimonio funcione y se mantenga en armonía. Durante esta temporada, después de varias caídas y errores, ha sido necesario reforzar lo que veníamos construyendo desde hace tiempo. Por eso, quiero compartir cinco prácticas que han fortalecido nuestra unidad como pareja.

1- Orar y leer la Biblia antes de dormir. 

Al inicio de nuestro matrimonio decidimos tomar un tiempo breve para hablar juntos con Dios antes de terminar nuestro día. Es de los hábitos más fuertes que tenemos, pues lo establecimos como una prioridad. 

Aun así, hace unos meses nos dimos cuenta de que no es suficiente orar juntos. Vimos que también es necesario leer la Biblia, ser confrontados por ella, desmenuzarla, aprender de las enseñanzas que a cada uno nos deja, aclarar nuestras dudas y asombrarnos de Dios. Ha sido un tiempo hermoso.

2- Esperarnos para ir juntos a dormir. 

He visto que esto se le dificulta a muchas parejas, sobretodo a aquellas en las que uno es muy nocturno y el otro no. Pero también he sabido de otras que sí lo han logrado. 

Es entendible que ocasionalmente uno de los dos se desvele por trabajo o por tener actividades en la noche, pero es fácil que esto se vuelva una costumbre y comience a alejarnos uno del otro sin que nos demos cuenta.

Mi esposo y yo tenemos el hábito de avisarnos al inicio de la noche sobre los pendientes que nos faltan. Con eso en mente, nos podemos organizar para terminar casi al mismo tiempo, tener nuestro devocional con Dios y entrar a la recámara a descansar. 

Esos minutos juntos antes de dormir son muy valiosos, sobre todo después de un día ajetreado para ambos. Terminar el día sabiendo que mi esposo está a mi lado es refrescante y me permite dormir más tranquila. 

3- Balancear nuestros tiempos de entretenimiento. 

Como buenos milénials, las redes sociales, series, películas y videos son atractivos para nosotros. A pesar del confinamiento, podemos encontrar opciones ilimitadas de entretenimiento y como bien sabemos, tenemos que ser muy cuidadosos con la calidad y cantidad de tiempo frente a la pantalla. 

Nos ha pasado que por el cansancio y la necesidad de desconectar la mente, nos hemos encontrado cada quién en un sillón, viendo su celular, con audífonos puestos. Para nosotros, como introvertidos, es necesario un momento a solas pero poco a poco fuimos abusando de esa desconexión. 

Por eso, decidimos limitar esos ratos solos para pasar el tiempo destinado al entretenimiento juntos, viendo las mismas cosas, en el mismo sillón y si estamos acurrucados, mejor. Las conversaciones que surgen después de ver una película son de lo más interesantes. Hacen que la vida en pareja tenga mucho más sabor. 

4- Hacernos preguntas de reflexión de manera repentina. 

Hace dos años, mi esposo y yo nos certificamos como coaches de vida. El coaching, entre otras cosas, permite desarrollar el arte de hacer buenas preguntas que motiven al otro a reflexionar y hallar respuestas donde menos lo esperan.

Nos encanta servir a los demás usando esta herramienta y también la hemos aprovechado en nuestro matrimonio. Así que practicamos el uno con el otro haciéndonos preguntas repentinas. Ha sido maravilloso conocernos de nuevas maneras y profundizar en nuestras ideas y sueños.

La clave está en hacernos preguntas abiertas sobre diversos temas, que pueden variar desde un: ¿Qué soñaste anoche? o ¿Cómo te fue en tu junta de la mañana?, hasta algo más profundo como: ¿En quién crees que te convertirías si el miedo no fuera un obstáculo? o ¿Qué legado te gustaría dejarle a nuestro hijo cuando nosotros ya no estemos? Las opciones son ilimitadas. 

Es necesario considerar que el momento sea propicio, pues una pregunta profunda en momentos de prisa, cansancio o estrés podría no traer muy buenos resultados. El propósito es hacerle saber a nuestro cónyuge que nos importa y nos interesa escuchar lo que pasa por su mente y corazón. Este tipo de conversaciones pueden generar una fuerte conexión. 

5- Jugar juntos. 

Este punto puede significar cosas muy distintas para cada pareja. Para algunos implica jugar juegos de mesa, practicar un deporte o salir a un parque de diversiones. 

Para nosotros es esencial mantener un buen sentido del humor en todo tiempo, tener chistes locales, jugar videojuegos, hacer reír a nuestro hijito y hacernos retos con premios. La idea es hacer de la creatividad y la recreación parte importante de la relación. 

El matrimonio requiere de un esfuerzo constante e intencional y más ahora que estamos cruzando por tiempos complicados a nivel mundial. 

Estas sugerencias quizá no apliquen para todos, sin embargo, como pareja es importante ser creativos y buscar esa conexión con el amor de nuestra vida. Si para Dios es prioridad la unidad entre sus hijos, con más razón debemos luchar por mantenerla en nuestros matrimonios.


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