Examen
Enfrentar un reto lleno de incertidumbre
Por Javier Campos
Recuerdo el día en que me tocó presentar el examen de admisión a la UNAM. No sólo era un paso importante en mi vida académica, sino que también significaba enfrentar un reto lleno de incertidumbre.
Mi papá, como siempre, estuvo allí para apoyarme. Me llevó al lugar del examen, consciente de que la distancia y el horario harían complicado que yo llegara a tiempo si dependiera del transporte público.
Al llegar, me miró, y con una calma característica me dijo que me esperaría. No hubo grandes discursos motivacionales ni consejos de última hora. Sólo me dijo que estaría allí, aguardando.
Cuando salí, allí estaba. Tal como me había prometido. No tenía ni rastro de ansiedad sobre cómo me había ido, no estaba impaciente ni molesto por la espera. Me di cuenta de que había estado presente y no sólo en la espera física, sino en cada paso de ese proceso.
Al recordar ese momento, no puedo evitar compararlo con lo que Dios nos promete.
Así como mi padre estuvo allí, silencioso pero firme, Dios ha prometido estar con nosotros en cada prueba que enfrentemos. No siempre eliminará los obstáculos ni nos evitará las dificultades, pero su promesa es clara. Isaías 43:2 dice: «Cuando pases por las aguas, yo estaré contigo; y si por los ríos, no te anegarán. Cuando pases por el fuego, no te quemarás, ni la llama arderá en ti» (RVR95).
Él estará con nosotros. Su presencia nos acompaña desde el principio hasta el final, sosteniéndonos cuando sentimos que no podemos más. No tomará nuestro lugar en las pruebas, pero tampoco nos dejará solos.
La vida está llena de exámenes, grandes y pequeños, pero es reconfortante saber que no los enfrentamos solos. La presencia de Dios es constante, inmutable y fiel, como Padre amoroso Él está ahí para nosotros.
¿Cómo tenerlos este nuevo año?