Me quedé sin trabajo, ¿y ahora qué hago?

Foto por Cynthia Ramírez

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Los primeros días son los más complicados, parece que será difícil recuperar lo que antes tenías

Por Abel García Villagrán

Por once años trabajé en el departamento de Recursos Humanos en una compañía transnacional. Disfrutaba mucho mi trabajo. Con el paso de los años, me volví experto en contratar y despedir gente. Todo lo tenía bien planeado y calculado, sabía a qué hora llegaría el trabajador, en dónde tenía guardados los cheques y cómo recoger sus cosas de su escritorio o casillero. Pero sobre todo que saliera sin quejarse de su liquidación y firmara todos los documentos sin alguna demanda o queja ante la Secretaría del Trabajo.

Lo que no estaba en mi plan, era que un buen día, me tocara la liquidación a mí. La primera sensación que tu cuerpo percibe al saber que te has quedado sin trabajo es de vacío. Ni siquiera sabes si es en el corazón, en el estómago o en la mente, pero en esos momentos te sientes abandonado, sin esperanza y con la preocupación de qué vas a decir cuando regreses a casa. No conozco a nadie que diga que ha sido fácil estar en esta situación y más si tienes algunos compromisos económicos en puerta y no tienes la certeza de cómo los vas a poder afrontar.

Pero todos los que hemos pasado por esa situación sabemos que no es el fin, Dios nos dice en Jeremías 29:11: «Pues yo sé los planes que tengo para ustedes —dice el Señor—. Son planes para lo bueno y no para lo malo, para darles un futuro y una esperanza».

Los primeros días son los más complicados, parece que será difícil recuperar lo que antes tenías. Es más, la primera que se extraña de tenerte en casa todo el día es tu esposa. Después de una semana ya te empiezas a desesperar. Te aburres con los programas de la televisión. Comienzas a ahorrar en cosas que antes no tenían tu atención como: apagar las luces de la casa, no desperdiciar el agua, acabarse toda la comida del refrigerador y hacer tú mismo el lunch para tus hijos con el pretexto de que será más nutritivo y para no gastar más.

Pero debes de orar y meditar en qué tan rápido quieres salir de esa situación. Tienes que pensar en la promesa que Dios le hizo a Josué cuando le dijo: «¡Sé fuerte y valiente! No tengas miedo ni te desanimes, porque el Señor tu Dios está contigo dondequiera que vayas».

Hay varias cosas que te recomiendo hacer para que obtengas un nuevo trabajo cuanto antes:

1. Tu trabajo es encontrar trabajo, así que dedica ocho horas al día para este propósito, como si salieras a trabajar. No te quedes en casa, sal a la calle, busca en las empresas, ve a las bolsas de trabajo, busca en internet, platica con amigos que trabajen y que te puedan ofrecer alguna oportunidad.

2. Prepara tu Currículum Vitae. Tómate una buena foto, dedícale varios días a su elaboración (existen varios formatos en distintas páginas de internet).  Recuerda que esta es tu carta de presentación. Si es posible, elabora varias versiones dependiendo del trabajo al que estés aplicando.

3. Véndete de la mejor manera en la entrevista e investiga acerca de la empresa a la que vas (clientes, ubicaciones, ventas, productos). Ensaya en casa lo que vas a decir, puede ser frente al espejo o frente a tu esposa. Piensa en todas las cosas que te pudieran preguntar y lo que puedes contestar.

4. Si tiene mucho que no repasas tus clases de inglés, entra a clases de conversación, todas las escuelas de idiomas las ofrecen. Al llegar a tu entrevista, tendrás un idioma más fluido. Durante las clases, puedes aclarar dudas de ciertas palabras que ignoras.

5. Cuida tus redes sociales. A muchos reclutadores les gusta revisar tus perfiles para ver si lo que estás ofreciendo concuerda con la vida que muestras a tus amigos.

6. No firmes un contrato nada más porque sí. Evalúa junto con tu familia todas las opciones. Sobre todo si son empleos en los que tienes que viajar mucho y descuidar a tu familia por varios días o semanas.

7. Ten una carpeta en donde vayas almacenando cada entrevista, nombres de los reclutadores, correos, etc. Con estos datos, podrás dar seguimiento para saber qué pasó después de la entrevista.

8. Ora cada mañana, involucra a los miembros de tu familia. Pide a Dios por las empresas y personas a las que verás, pero sobre todo que se haga su voluntad en tu vida.

Estoy seguro que Dios te ayudará y cumplirá su promesa. Después de algunos días o semanas vas a recuperar el trabajo o abrirás aquel negocio que siempre habías tenido pensado para cuando tuvieras tiempo. No te desesperes, sé disciplinado, sé fuerte, sé valiente y recuerda la promesa del Salmo 128: «Feliz tú, que honras al Señor y le eres obediente. Comerás del fruto de tu trabajo, serás feliz y te irá bien».


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