Amando a nuestros abuelos en la pandemia

Foto por Armando Lomelí

Foto por Armando Lomelí

¿Estamos cerca o lejos de nuestros padres o abuelos?

Por Luis Felipe Cetina Quijano

Ha quedado muy claro que durante la pandemia se han alterado de manera significativa las actividades profesionales, educativas y sociales; siendo los niños y los adultos mayores (nuestros padres y abuelos) los más afectados por ello.

De manera especial, los adultos mayores están siendo impactados por el gran riesgo de contagiarse, debido a su edad y enfermedades preexistentes. Además deben enfrentarse, lo quieran o no, al manejo de nuevas tecnologías y razonamientos que eran impensables hace algunos años. Sin duda, es una nueva realidad que puede ser brutal y que sin buscarlo los ha puesto en una posición más dependiente que antes.

Tomemos como ejemplo el lugar que ha tomado la tecnología durante la pandemia. Hoy estamos inmersos en una dinámica de vida que está ligada al Internet y las redes sociales en todos los ámbitos: para trabajar, estudiar, hacer compras, socializar y hasta para reunirnos como iglesia. 

Para nuestros padres y abuelos un dispositivo activado por huella o voz o que permite realizar videoconferencias es un gran cambio. Nosotros podemos ayudarlos a que poco a poco se familiaricen con esto y no se sientan frustrados o humillados. 

Es un reto bastante grande que implica nuestra mayor disposición y voluntad. ¡Qué triste es  escuchar a las generaciones más jóvenes cuando se quejan de la torpeza o ignorancia de sus padres o abuelos en relación a la tecnología! 

Como cristianos es importante que luchemos contra el enfoque egoísta que nos lleva a desechar a los mayores por considerarlos una carga. Este es un problema real y grave, al grado que la Organización de las Naciones Unidas ha instituido el 15 de junio como el Día Mundial de Toma de Conciencia del Abuso y Maltrato en la vejez.

En contraste, la Palabra de Dios nos muestra muchos ejemplos sobre el respeto y amor que debemos mostrar hacia los mayores. Revisemos algunos de ellos

1.Los 10 Mandamientos

Dentro de la ley dada a Moisés, encontramos este mandamiento con promesa: «Honra a tu padre y a tu madre para que tengas larga vida en la tierra» (Éxodo 20:12). Esto involucra respetar, amar, apoyar y proteger a nuestros padres y abuelos, contrario a verlos como un estorbo.

2. Ruth, la moabita

Era la nuera de Noemí, quien al morir su esposo tuvo que elegir entre regresar a su pueblo de origen o quedarse con Noemí para acompañarla de regreso a Judá y protegerla cuando había quedado sola por el fallecimiento de sus hijos y esposo. De esta manera honró a una persona mayor. No sólo en un día especial, sino por el resto de su vida.

3. Jesús

Definitivamente el ejemplo más claro y contundente lo encontramos en el mismo Jesucristo, quien mostró supremo respeto y honra al Padre. Él obedeció al desprenderse de su divinidad para poder cumplir la ley y siendo un hombre justo murió crucificado para liberarnos del pecado. 

Además de ello, Jesús nos dio ejemplo al ser obediente y honrar a su padre terrenal. Aprendió el oficio de José, la carpintería. Por otro lado, mostró cuidado por su madre María hasta el último de sus días en la tierra. Colgando de la cruz, encargó a su madre a Juan, su discípulo amado, procurando que tuviera apoyo y compañía en los últimos años de su vida. 

Los ejemplos bíblicos nos muestran que Dios desea que ningún miembro dentro de la comunidad quede descuidado. Así como dependemos de nuestros padres al nacer, hasta el momento en el que podemos comenzar a desprendernos, quizá valga la pena reflexionar sobre el hecho de que la mayoría terminemos nuestros días con el mismo nivel de dependencia que un bebé.

Estemos cerca o lejos de nuestros padres o abuelos, expandamos nuestro amor para ofrecer ese mismo cariño. Ya  sea de manera virtual o incluso por vía telefónica, aprovechemos las oportunidades para honrarles y llenarles el corazón.


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