Andy Ruiz: un recordatorio para no perder el piso

Foto por Phil Eager

Foto por Phil Eager

Pasó de ser un desconocido a una referencia mundial

Por Luis Cetina Quijano

Andrés Ponce Ruiz Jr., mejor conocido como Andy Ruiz, es un boxeador estadounidense de ascendencia mexicana. Su historia es como la de muchos latinos que emigran con sus familias buscando el «sueño americano» para superarse y alcanzar un mejor nivel de vida.

Este personaje pasó de ser un desconocido a una referencia mundial como un ejemplo de perseverancia, sacrificio, trabajo y superación. Es una versión latina de Rocky Balboa, quien con base en mucho esfuerzo, entrega y persistencia fue ganando y subiendo peldaños hasta ser tomado en cuenta para una pelea de campeonato mundial. 

Nadie daba un dólar por él y mucho menos al tratarse de un enfrentamiento contra un campeón con un impresionante récord. Simplemente con verlos frente a frente en la ceremonia del pesaje, todas las apuestas y los conocedores del deporte no daban oportunidad alguna al retador.

Llegó el día de la gran pelea y lo que sucedió ahí fue una doble lección:

  1. El campeón minimizó a su rival y se confió.

  2. El retador (Andy Ruiz) se sobrepuso a todas las críticas negativas que lo etiquetaban como «perdedor», incluso antes de que comenzara la contienda.

La pelea inició con determinación y corazón por delante. El retador poco a poco fue tomando el control. A pesar de recibir duros embates del campeón, no se dejó minimizar y siguió adelante golpe a golpe.

El campeón, sorprendido por la perseverancia y determinación del retador, quiso reaccionar pero ya era demasiado tarde. Los golpes de Andy Ruiz Jr. lo habían derribado y ¡había perdido la pelea!

Así es, ese boxeador, con enjundia y corazón, había logrado lo que muchos nunca imaginaron: derrotar al campeón para erigirse, el 1 de junio de 2019, como el primer paladín de origen mexicano de los pesos pesados.

Todos los reflectores se volcaron inmediatamente en él. De un momento a otro se volvió una celebridad y fue tendencia en las redes sociales.

Su popularidad creció rápidamente, como la espuma. Todos querían aprovechar el momento glorioso y entrevistarlo, inclusive el presidente de México lo invitó al Palacio Nacional.

En un momento, todos los sueños y metas de Andy se hicieron realidad. Fama y fortuna llegaron también de improvisto, así como la revancha para el excampeón mundial. Lo cual significaba unos meses más en el gran escaparate del espectáculo y sobre todo más millones de dólares a su cuenta.

¿Quién no quisiera verse envuelto en ese sueño hecho realidad?

Se pactó la revancha para diciembre de ese mismo año (2019), con la gran esperanza de los aficionados de poder ver despegar a esta promesa del boxeo. Algunos osados lo empezaron a comparar con los grandes campeones de esa categoría, pero para comprobarlo debería exhibir de nuevo esa contundente energía y tenacidad que lo coronaron como campeón.

Confiado arrancó la pelea y ante la gran desilusión de todos, se repitió la historia del duelo anterior, pero a la inversa. El excampeón atacaba y golpeaba sin darle un respiro a aquel joven que osó quitarle la corona.

Andy, por su parte, lucía fuera de forma y descontrolado. Su sonrisa de un momento a otro se convirtió en angustia. No daba crédito a lo que estaba sucediendo, el mismo escenario que lo vio erigirse como campeón, estaba siendo testigo de una insultante derrota. Su corona se esfumó y abandonó el ring todo hinchado por los golpes.

Sorprendida la gente se preguntaba: ¿Qué le pasó a Andy? ¿Por qué perdió tan escandalosamente? 

Poco a poco, llegaron las respuestas. En primer lugar, salió a la luz que su entrenador había renunciado a raíz de la irresponsabilidad de Andy, quien ya no quiso seguir el estricto plan de alimentación, descanso y ejercicio. 

Al ser campeón y millonario, Andy se creyó omnipotente. Compró autos de lujo, se dedicó a la fiesta y a las borracheras con amigos y mujeres. Repitió el mismo patrón de muchos deportistas y en especial boxeadores, quienes de no tener nada llegan a gozar de fama y poder y «pierden el piso».

Su sueño de ser gran campeón se desplomó. La fama lo cegó y lo apartó de una vida normal y ordenada. Perdió la oportunidad de ser un ejemplo trascendente de tenacidad y perseverancia. 

Así puede ser nuestra vida como seguidores de Jesús. Muchas veces al sabernos amados incondicionalmente por el Señor, perdonados y adoptados en su familia, bajamos la guardia. Somos tentados a dejar de leer su Palabra, confesar nuestros pecados, orar, congregarnos con nuestros hermanos y hacer las buenas obras para las cuales fuimos creados. 

Seamos sabios al recordar siempre de dónde nos sacó Dios y estar profundamente  agradecidos al sabernos limpios delante de Él. Vivamos conforme a esa nueva naturaleza que nos ha dado, sin dar por sentado todas las bendiciones que recibimos de Él.

Asidos del Señor, vivamos siempre perseverando y creciendo en nuestra fe, sabiendo que otros nos ven y son influenciados por nuestra conducta. 

Sin importar los éxitos y la trayectoria que tengamos en la vida,  nunca «perdamos el piso».


Tal vez también te interese leer:

Cómo sobreponerse a la desilusión    (Tips probados para vencer a la desilusión)

Odios baratos    (¿Qué hacer con las malas relaciones?)

Cambio de vida   (Dios quiere restaurarnos)

Elegí el Pan de vida    (La lucha contra la bulimia)

El valor de cumplir   (Consideralo y aplícalo a tu vida)

Cómo hacer cambios duraderos    (Estos consejos pueden serte útiles)

¿Vale la pena mentir?    (Considera y responde)

La verdad a pesar de las consecuencias   (¿Te conocen por ser veraz?)

Vuelve a tu primer amor     (Estar lejos de este amor, es una tormenta)

¿Cómo ser un discípulo?   (Descubre, aprende, decide)

Cómo ahorrar gasolina   (Consejos prácticos)

Dejando herencia en un mundo minimalista   (Qué dejaremos a las generaciones que siguen)

Pretextos para ayudar    (No busquemos excusas)

Supérate para servir a otros   (Pasos a seguir)

Un profundo vacío en el corazón (Descubre la solución)

Anterior
Anterior

Amando a nuestros abuelos en la pandemia

Siguiente
Siguiente

Mensajero de malas noticias