México en la historia: La Alhóndiga de Granaditas

El Pípila se distinguió por su heroísmo 

Por Dina Díaz

La toma de la Alhóndiga de Granaditas, fortaleza que servía como refugio de las fuerzas realistas, constituyó el primer triunfo militar de la lucha de la independencia mexicana. Esta hazaña de los insurgentes permitió que pudieran ocupar la ciudad de Guanajuato, un importante centro minero. En esta acción se distinguió por su heroísmo, Juan José de los Reyes Amaro, alias El Pípila.

Era el 28 de septiembre de 1810 e Hidalgo meditaba en cuál sería el modo más fácil de tomar el castillo y que costara menos sangre. Era necesario quemar la puerta. Entonces, se le informó que había un minero que se ofrecía a hacerlo. 

Era un hombre de pequeña estatura, raquítico y muy afectado por una enfermedad común en las minas a la que se le denominaba «maduros», un padecimiento inflamatorio de los pulmones debido a la inhalación de polvo. El Pípila le pidió a Hidalgo que le trajera una losa que le cubriera bien la espalda, una reata y una mecha.

También se mandó a hacer un fuego muy vivo. Los hombres desempeñaron perfectamente su oficio, de tal manera que no se podía ver nada por tanto humo. La multitud de piedras arrojadas sin interrupción causaban espanto, le impedían a los soldados que defendían sacar la cabeza del pretil que los guarnecía y les estorbaba para tener una buena puntería. 

Cuando El Pípila llegó seguro a la entrada, inició la operación y la puerta comenzó a arder. Sin embargo, uno de los tiradores logró darle en la cabeza. Esto provocó un gran desorden y la multitud del pueblo enfurecido se echó sobre la puerta, derribó las barricadas, forzó las trincheras y se introdujo en la Alhóndiga de Granaditas. 

Información tomada de Antología de Historia de México, SEP, 1993


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