Consejos para cuando llegue el momento de cuidar a nuestros padres

Foto por JUan Esparza

10 pasos prácticos

Por Luis Felipe Cetina Quijano

Es una gran bendición cuidar de aquellos que nos amaron y atendieron cuando no teníamos nada que ofrecer. Aunque la situación se complica cuando pasamos de visitarlos ocasionalmente a convivir con ellos a diario y ayudarles a levantarse, vestirse, asegurarse que tomen sus alimentos y medicamentos, asearlos y mucho más.  

Esto se puede extender por meses o años y aunque sea difícil, gracias al amor de Cristo podemos brindarnos sin condiciones y sin esperar nada a cambio.

Necesitamos entender nuestro rol y aprovechar cada momento para disfrutar una sonrisa con dentadura postiza, tocar un escaso cabello plateado, abrazar un cuerpo que se va encogiendo con el tiempo y escuchar las mismas historias.  

He asistido a muchos velorios y he escuchado una y otra vez los mismos lamentos de no haber aprovechado a los padres o los abuelos. No esperemos a que sea tarde, reflexionemos y tomemos acciones concretas ahora.

Una vez que comprendemos la importancia de atender bien a nuestros padres, comparto algunos consejos que he aprendido y aplicado, al cuidar a mi abuelita, a mis padres y de algunos años para acá, a mi suegra.  

1) Descifrar sus miedos y frustraciones

Sí, los adultos mayores con frecuencia tienen miedo ante la realidad de no poder hacer cosas que antes realizaban fácilmente. Capacidades que nosotros damos por hecho como salir solos, subir o bajar escaleras, leer las letras pequeñas de los medicamentos o el control de esfínteres, pueden causar mucha frustración en ellos.

Al entender sus emociones podemos establecer una mejor comunicación y ayudarles a compensar y superar esas limitaciones que día a día deben enfrentar. 

2) En lo posible, ser muy pacientes y flexibles 

Al descifrar sus miedos y frustraciones podemos ser más pacientes. Es clave mantenernos flexibles con los horarios, repetirles los mensajes y respetar las pausas que ellos requieren en el día a día. Desde levantarlos poco a poco hasta acompañarlos en un lento caminar.

No debemos desesperarnos porque comen despacio o dicen que la comida no tiene sabor. Es usual que quieran saturar los alimentos de sal y las bebidas con azúcar. Aunque esto no es bueno para su salud, seamos sensibles.

Amémoslos mostrándoles paciencia.

3) Bajar nuestro ritmo

Ellos jamás irán a nuestro ritmo. Crecieron en un mundo donde valía la pena detenerse a saludar a los vecinos, ayudar a los demás, dar indicaciones a cualquier persona en la calle, dar el paso, ceder el asiento a los mayores y a las mujeres, siempre orar antes de los alimentos, platicar durante las comidas sin distraerse con los celulares, y llamar por teléfono a los amigos y familiares solo para saludarlos.

Todo esto se contrapone a la cultura actual de nuestro diario y vertiginoso correr, donde no comemos bien ni tenemos tiempos personales. Respetemos y valoremos su ritmo. 

4) Responder cuantas veces sea necesario

En la vejez la capacidad de la memoria a corto plazo se ve afectada, lo que provoca olvidos frecuentes de cosas que recién sucedieron o escucharon. Por lo tanto, nos enfrentaremos a una gran cantidad de preguntas repetitivas. 

Si nosotros no empatizamos con sus circunstancias, fácilmente podríamos caer en enojo o agresiones verbales. Si miramos hacia nuestra infancia, nosotros tuvimos ese mismo comportamiento y ellos nos respondieron con una sonrisa y amor.  

5) Organizarnos para atenderlos

Uno de los secretos para poder cuidar de un adulto mayores ser ordenados con nuestras actividades.

En algún momento tendremos que enfrentar la transición de volvernos los cuidadores principales de nuestros padres o abuelos. Aunque sean exitosos y fuertes, poco a poco sus habilidades irán disminuyendo y se volverán más dependientes.

Ellos están acostumbrados a sus propias  rutinas y respetarlas es clave. Sobre todo cuando otros familiares vienen de visita. No los sometamos a jornadas muy largas o desvelos que los alteran sin beneficio.

Dentro de esa organización está el anticipar sus necesidades de contar con los alimentos y productos indicados por sus médicos y nutriólogos, que pueden ser totalmente diferentes a los que la familia consume habitualmente. A eso podemos agregar que como resultado de la pandemia por Covid 19, se requieren nuevas tareas para la limpieza y desinfección. 

Lo más importante es apartar tiempo para escucharlos, caminar, ponerles música o videos que les gusten.

6) Medicamentos

Otro tema que es vital cuando cuidamos a adultos mayores es el de su medicación. Su calidad de vida depende de ello.

Mantener su presión arterial en niveles adecuados, no exceder sus niveles de azúcar, asimilar y procesar los alimentos, entre otras cosas, se logra a través de proporcionales sus medicamentos en tiempo y forma.

Es cierto que la pandemia ha alterado la disponibilidad de algunos de ellos en las farmacias. Por eso debemos estar más organizados para asegurarnos de tener con anticipación los fármacos necesarios para que no interrumpan sus tratamientos.

Además, mucho de lo que necesitan no es barato; por lo cual, debemos planear su adquisición.

Si bien es cierto que existen cadenas de farmacias que ofrecen medicamentos genéricos a un bajo costo, es fundamental obtener la aprobación de los médicos, porque aunque estos contienen la sustancia activa, a veces no tienen la pureza o concentración adecuada.

Aprovechemos las promociones de distintos establecimientos, los descuentos de la tarjeta INAPAM o busquemos comprar directamente en los laboratorios. Esto ayudará a la economía familiar.

7) Protegerlos de engaños 

Vemos con frecuencia en las noticias la maldad, embustes y engaños de los que son objeto los adultos mayores. Con suma facilidad los confunden y manipulan para sacar ventaja de sus pensiones, sus bienes y hasta de sus propias vidas.

Lo peor es que, en muchos de esos casos, los familiares que deberían protegerlos son los primeros en mentirles, haciéndoles firmar documentos fraudulentos.

En una ocasión, la abuelita de mi esposa fue a la tienda sola. Cuando llegué a recogerla, ella estaba pagando y me di cuenta de que el tendero le estaba cobrando de más. Verifiqué la cuenta y le pedí al comerciante que le devolviera su cambio completo.

Así como ese, hay muchos engaños, por lo que es muy importante apoyarlos al realizar sus compras, pagos o cobrar sus pensiones.  

8)  Supervisar llamadas y visitas 

La extorsión telefónica se ha intensificado. Debemos tener cuidado. Por ejemplo, les llaman muy temprano para sorprenderlos medio dormidos y a base de guiones muy bien preparados les hacen creer que son familiares que se accidentaron, están en problemas con la autoridad o secuestrados.

En ocasiones les llaman reportando cargos extraños en sus cuentas. Se identifican como personal del banco y con argucias obtienen las contraseñas para acceder a sus cuentas y robarles. Por lo anterior, es muy importante que ellos no tomen las llamadas sino que estas sean filtradas a través de otros familiares. No se trata de aislarlos, sino de protegerlos.

De la misma manera evitemos que ellos abran la puerta. Muchos robos a casa habitación son iniciados de esa manera: con engaños al solicitar el acceso para revisar el teléfono, la bomba de agua o la instalación de gas por personal falso. Seamos precavidos. 

9)  Evitar riesgos innecesarios

Es imprescindible que cada familia defina protocolos de emergencia, no solo para cuando se presente una urgencia médica sino también en caso de temblor, incendio, inundación u otros.

Estas son unas ideas de lo que debemos preparar:

a) En una bolsa impermeable guardar todos los documentos importantes.

b) Tener a la mano las últimas recetas médicas, los medicamentos y una lista detallada de los horarios y dosis en que deben tomarlas. 

c) Una lista con nombres y teléfonos de sus médicos tratantes.

d) Teléfonos de emergencia de familiares, servicio de ambulancia, policía, bomberos, aseguradoras, entre otros. En un lugar visible y con letra grande. Esto en caso de que estén solos en casa y necesiten hacer una llamada. 

e)  Protocolos sobre quién puede atender asuntos bancarios, fiscales, aseguradoras, médicos y más.

10)  Negociar con ellos

Muchas veces la relación se dificulta porque se mantienen tan firmes (a nuestro ojos necios) en sus posturas y decisiones, que a veces es complicado apoyarlos y protegerlos. 

Es fundamental que consideremos cómo influir en ellos, respetando sus años de independencia y toma de decisiones, a la vez que vemos la creciente necesidad de ayudarlos a escoger sabiamente. En mi experiencia, he visto que cuando no quieren comer o tomar su medicina, funciona ofrecerles algo que les gusta (como fruta o helado). Como este ejemplo, hay muchos otros que podemos aplicar a las distintas situaciones del día a día

Quedaría incompleta esta sección sin la aclaración de que habrá ocasiones en las que no se podrá negociar, (dependiendo de la situación y la salud física, emocional y mental de nuestros amados) y tendremos que tomar el mando.

El acercarnos y pedirle a Jesucristo que interceda y nos dé sabiduría y paciencia para tomar las mejores decisiones en el cuidado de nuestros padres y abuelos, es una gran muestra de amor.


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