De esta agua no beberé
Foto por Eliab Bautista
Hay situaciones que no podemos evitar porque no están en nuestras manos
Por Javier Campos
Un conocido refrán dice: «Nadie diga: “De esta agua no beberé”» (El Quijote II 55).
Significado: «Por mucho que nos repugne algo, no podemos afirmar que no lo haremos o que estemos libres de que nos suceda».
Estoy de acuerdo porque ya lo experimenté. En mi caso lo decía con otras palabras. En ese tiempo mis hijos estaban chicos y dependían de mí. Me decía: «No me puedo dar el lujo de enfermarme, quedarme sin trabajo, ni morirme». Pero hay situaciones que no podemos evitar porque no están en nuestras manos y me enfermé.
Jesucristo, quien sí tenía el poder para evitar el sufrimiento de la cruz, pudo haber dicho lo mismo. Sin embargo, por amor a nosotros tomó ese trago amargo que todos evitaríamos.
En el jardín de Getsemaní, antes de ser entregado a la muerte, la Biblia relata que: «... se postró sobre su rostro, orando y diciendo: Padre mío, si es posible, pase de mí esta copa; pero no sea como yo quiero, sino como tú» (Mateo 26:39).
Antes, había declarado: «Yo soy el buen pastor; el buen pastor su vida da por las ovejas... Por eso me ama el Padre, porque yo pongo mi vida, para volverla a tomar. Nadie me la quita, sino que yo de mí mismo la pongo. Tengo poder para ponerla, y tengo poder para volverla a tomar» (Juan 10:11, 17-18).
Aunque digamos: «De esta agua no beberé», ninguno puede asegurar que no lo hará. Sigamos el ejemplo de Jesús diciéndole a Dios: «Pero no sea como yo quiero, sino como tú».
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