¡Peligro! Baje la velocidad
Sobre el carril por el que circulaba, estaba un caballo atropellado
Por Javier Campos
Una noche viajaba de Delicias a Torreón, cuando unos camiones que iban en dirección contraria me hicieron señales con sus luces. ¿Qué me querían decir? ¿Traía la luz alta o habría algo adelante? Así que, bajé la velocidad.
Más adelante sobre el carril por el que circulaba, estaba un caballo atropellado. Por lo oscuro, era imposible verlo hasta que estaba uno muy cerca.
Si yo hubiera ignorado las advertencias, habría tenido un grave accidente.
Esa experiencia me hizo reflexionar: Ese caballo estaba en el suelo, vencido y sin poder. Pero bloqueaba el camino y podía causar la muerte de otros.
Así también sucede con el diablo. Aunque está vencido, estorba tu camino y hará todo lo posible por destruirte eternamente.
Por eso es importante hacer caso de las advertencias que Dios nos da en su Palabra y a través de otros.
«¡Estén alerta! Cuídense de su gran enemigo, el diablo, porque anda al acecho como un león rugiente, buscando a quién devorar» (1 Pedro 5:8 NTV).
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